viernes, 20 de febrero de 2009

DIBUJOS DE UNA NOCHE DE AGOSTO















1. Descorro la imagen como un ácido relámpago desgarra la armonía de la tarde invernal. hay emociones que surgen, un recuerdo o dos, de cosas que hubieran sido mejores al saberlas, al sentirlas. Pero el banco de imágenes hace lo que puede. Uno es un tórax modelado a húmedos golpes de pasión. Nada importa cuando nada es de uno. Y allá va, enceguecido en la marejada, sin rumbo. Un apéndice de una revolución, un instante dulce donde todo a uno lo excita: música - vida. Y después... todo tiene un después... una muerte dentro de una muerte. El color opuesto.

2. Cocción. Vapor. La olla dibuja en el viento: formas, humores, retazos del tiempo. El olor despierta un hambre que no existe. El vino entibia el alma en la tarde silenciosa de Hudson, un perro le canta a la nada...
¿un día perfecto es un día sin nubes?
Amo lo que se marchita.

3. Noche fría de ventanas cerradas. La calle húmeda se ve tan gris. Mi pecho exhala ruidoso al borde del asma. Débiles luces albergando sueños. Calor de chimenea de leña infinita. Es mi noche de suerte: una estrella fugaz cruza el cielo, podría pedir tres deseos. Pero tengo sólo uno.

4. Secreto sendero que conoce mis pasos. En la memoria nada es real, sin embargo pesa. Hundo los sueños bien hondo para que nadie los vea. La exacta percepción de los momentos, el colorido rumor de la mente que proyecta una película. Yo no fui. Algo se desprende una vez más. Una frenada del auto que atropelló gente que amaba. Suelto la imagen como la tormenta que suelta la lluvia el viento la borrasca. Mi propia tempestad secreta y privada. El dolor fue la suma de la alegría. Y ya sin peso, me vuelo.

5. Quién sabe lo que no se sabe, y por no saber no se dice. Mas se siente correr el río imparable. Y en el torrente se van las horas, los minutos de la vida. Es el tren rápido, el tren bala, la vieja locomotora carbonera. Alcanza para cruzar el valle o entender el mundo un poco más. Ver pasar los árboles todos iguales, como borrones verdosos. Cada instante es un punto de partida.

6. El error del Cosmos es la carencia de carteles, infinitos caminos sin señales. Un abismo en el que me perdí para siempre. Un atajo para escapar cada vez, sin dejar de encontrarme detrás de cada árbol, de cada nube. Como un fantasma salvaje al acecho. Un recuerdo asesino.

7. Toco los timbales con los dedos ensangrentados, el ritmo es el espanto. La máquina avanza furiosa por las calles vacías. Soy el último sobreviviente de la murga. Aquel que mira al policía mental de un carnaval fatal. Y lo deshuesa para completar su disfraz.

HS. (Ago-2000)



No hay comentarios: