miércoles, 1 de enero de 2014

AÑO NUEVO


A eso de las 12, llegó el camión repartidor de años. Bajó una cuadrilla de tipos y revolearon al año nuevo en la puerta de mi casa.

-Con cuidado muchachos, lo van a abollar. -les digo.

-Tranquilo jefe, los años vienen cada vez más duros.  –Me dijo el que parecía ser el supervisor del reparto.

Y agregó: -Este año es mejor que el anterior, es importado.

-¿Cómo importado? –pregunté sorprendido -El año es universal.

-Sí maestro. –afirma -Pero en Singapur los hacen mejor, y salen más baratos.

Miré el pobre 2014 que me habían tirado en la puerta y me dí cuenta que era un poco más chico que el anterior. Y mientras tanto el jefe del reparto salió con un talonario y una birome.

-Firme acá –me dice apurado.

Los tipos ya se habían subido al camión preparados para irse.

-¡Espere, se tienen que llevar el año viejo!  -les reclamo.
-No señor! –me dice ofuscado: -Los años ahora vienen NO RETORNABLES.
-Pero es un año, señor… no es una botella de cerveza! -le reclamo desesperado..
-No tenemos lugar en el camión, señor… lo lamento. -Me dice implacable

El tipo agarra el talonario, me saluda rapidito y hace un gesto de “yo no tengo la culpa” y se va. Dejándome los dos años en la vereda.

Mientras se alejaba el camión agarré un trapito y el tarro de Blem, para limpiar y darle un poco de brillo al año nuevo.  Pensé en dejar el año viejo en la vereda… tal vez a algún cartonero le sirva…

Pero al final me dio pena.

Para algo me va a servir el 2013, para guardar libros, discos, quizás alguna herramienta.. algunas fotos de gente que quiero…

Y sí…soy un tonto sentimental.













Hugo Xenone
01-01-2014